Diego Cejas, biólogo: “Es posible revivir dinosaurios, pero sería lo peor"

Debido a las condiciones climáticas modernas del planeta, las réplicas de laboratorio de reptiles gigantes ancestrales se ven obligadas replegarse a ambientes ecuatoriales aislados más propicios. Esta caída en desgracia con base climática podría ser uno de los argumentos refrendados por Diego Cejas, doctor en Gestión de la Conservación, a la hora de criticar las posibilidades reales de conservación de las especies extintas si estas pudieran resucitarse gracias a la ingeniería genética.

Da la impresión de que se busca el parque temático. De nuevo, se fantasea con hacer posible Jurassic Park, de crear unos pocos ejemplares para meterlos en un zoo y decir: “Hemos salvado la especie”. Y eso no es conservar una especie; eso es recrear una imagen simbólica de lo que fue.

El experto asegura que no es tan fácil. No sabemos qué consecuencias a largo plazo puede tener liberar organismos modificados en ecosistemas complejos. Los efectos ecológicos al introducir una especie de este tipo son imprevisibles.

A ver, entiendo que el estudio del genoma es increíble, y que este tipo de proyectos pueden servir para atraer atención y financiación hacia la investigación genética. Pero el enfoque me parece problemático. Hay soluciones mucho más sencillas, o más lógicas, para enfrentar los problemas actuales.

Por ejemplo, centrémonos en proteger a los polinizadores, limpiar los océanos de plástico, cumplir con los acuerdos de París y evitar la extinción de especies que aún están con nosotros. La IUCN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) ha evaluado el nivel de amenaza de unas 170.000 especies, de las cuales 47.000 están en peligro en algún grado.

Pero eso es solo una fracción mínima de la biodiversidad del planeta: se estima que existen unos 8,7 millones de especies, de las cuales solo 1,9 millones han sido descritas científicamente. Y mientras tanto, perdemos miles al año.

Mi mayor miedo, en realidad, es que acabemos en algo tipo Jurassic Park o Jurassic World: revivir especies extintas solo para convertirlas en atracciones de parque temático. Y sí. Teóricamente es posible, pero sería la culminación más equivocada de todo esto. Y aunque aún no es posible recrear fielmente a los dinosaurios, estamos empezando a acercarnos a proyectos cada vez más ambiciosos que puedan hacer posible la (de)generación de saurios gigantes semejantes, que no iguales, a los que existieron.

¿Qué nos impide aún conseguirlo técnicamente?

El problema con los dinosaurios es que el más “reciente” se extinguió hace 66 millones de años, y no tenemos genomas lo suficientemente bien conservados para trabajar con ellos. El genoma más antiguo secuenciado con cierto grado de fiabilidad es de unos 700.000 años, procedente de muestras congeladas de un caballo. Con especies como el tigre de Tasmania, extinguido hace poco más de 100 años, sí hay más posibilidades, por la calidad del ADN disponible.

En Jurassic Park, se inventan la solución diciendo que rellenan los huecos del genoma de dinosaurio con ADN de rana. Incluso hay una escena en la que un técnico, con casco de realidad virtual, va uniendo fragmentos de genoma como si fuera un puzzle. Es ridículo, pero sirve para ilustrar lo lejos que estamos de algo así. La idea de unir fragmentos de ADN a ese nivel, base por base, es pura fantasía.

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