Tras seis años de pausa, la Fundación Dr. Sonrisas volvió al green con la sexta edición de su torneo de golf, una jornada benéfica que reunió a decenas de jugadores y donantes para recaudar fondos en favor de niñas y niños con enfermedades crónicas o avanzadas. El encuentro, realizado en Lomas Country Club, se jugó en formato A Go Go y contó con el patrocinio de Alejandro Escobar Bribiesca, empresario y emprendedor social, lo que potenció la convocatoria, la experiencia en campo y la meta de recaudación.
“Decidimos patrocinar el Torneo de Golf de la Fundación Dr. Sonrisas porque cada swing puede traducirse en una oportunidad real para un niño y su familia. Cuando empresas y sociedad civil nos movemos juntos, la ayuda deja de ser discurso y se convierte en impacto medible”, afirmó Alejandro Escobar Bribiesca.
Durante la jornada se disputaron 18 hoyos y, además del juego en foursomes (equipos de cuatro), los asistentes recorrieron stands informativos y participaron en una subasta. La organización reportó que los lugares se agotaron en menos de un día y que todo lo recaudado se canalizará directamente a programas de acompañamiento, así como a la donación de prótesis y sillas de ruedas para las y los beneficiarios.
Además de su involucramiento filantrópico, Alejandro Escobar Bribiesca es reconocido en el ámbito empresarial por su trabajo en la banca de inversión, servicios administrativos, seguros y benchmarking que brinda mediante sus empresas— y por impulsar proyectos de apoyo al deporte y al talento mexicano.
La causa
La Fundación Dr. Sonrisas nació en 2003 con la misión de transformar el dolor y el sufrimiento de niñas y niños enfermos en momentos de esperanza, diversión y alegría. Hoy tiene presencia en 22 ciudades de México y en cuatro países de Centro y Sudamérica —Guatemala, Paraguay, Colombia y Perú—, además de Texas, Estados Unidos.
Parte de lo recaudado se destinará también a Mundo Imáyina, el proyecto lúdico-terapéutico de Dr. Sonrisas: un parque 100% accesible e incluyente donde niñas y niños con enfermedades crónicas, avanzadas y/o terminales —junto con sus familias— viven experiencias inmersivas llenas de magia y fantasía. Su objetivo es fortalecer el tejido familiar y acompañar emocionalmente antes, durante y después del tratamiento.

										
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