Desde los bosques tlaxcaltecas que albergan a miles de luciérnagas cada año, el ambientalista Manfred Mauricio Quintanilla Hernández lanzó una advertencia clara: sin medidas urgentes de conservación, estos ecosistemas podrían deteriorarse gravemente, al poner en riesgo a las especies que en ellos habitan.
“El espectáculo de las luciérnagas no es solo un atractivo turístico: es una señal de que el ecosistema está vivo y en buen estado. Pero si seguimos presionando estos espacios con prácticas no sustentables, podríamos perder esta maravilla natural”, declaró el especialista, quien recordó que el avistamiento de luciérnagas es un indicador de equilibrio natural y no solo una atracción turística.
De acuerdo con investigadores del Instituto de Biología de la UNAM, en México se han documentado más de 280 especies de luciérnagas, cifra que posiciona al país como el segundo con mayor diversidad a nivel mundial. Algunas especies fueron descritas recientemente, al reflejar la importancia de estudiar y preservar estos entornos.
Los bosques ubicados en Nanacamilpa y Calpulalpan concentran uno de los mayores espectáculos de bioluminiscencia del país. Entre junio y agosto, miles de visitantes acuden a presenciar el ritual de apareamiento de las luciérnagas. No obstante, Manfred Mauricio Quintanilla Hernández enfatizó que esta actividad debe realizarse con responsabilidad ambiental.
“La contaminación lumínica, el ruido, el uso de pesticidas y la deforestación alteran el ciclo de vida de estos insectos. Si no cuidamos sus condiciones de vida, podrían desaparecer, como ya ha ocurrido en otras regiones del mundo”, señaló el experto.
Frente al incremento del turismo y sus impactos, autoridades estatales han reforzado la coordinación con centros autorizados de avistamiento. Según reportes de medios locales, la Secretaría de Medio Ambiente de Tlaxcala ha implementado acciones para asegurar experiencias sostenibles, como el trabajo con guías capacitados y la promoción del respeto por los ecosistemas.
El experto hizo un llamado a todos los actores involucrados, ciudadanía, guías, autoridades y operadores turísticos, para actuar con conciencia. Recomendó no usar celulares, permanecer en los caminos designados, evitar generar residuos y no tocar a las luciérnagas. “Si cada visitante comprende que su comportamiento importa, lograremos conservar este espectáculo para las futuras generaciones”, afirmó.
Añadió que “no se trata solo de proteger a un insecto luminoso, sino de preservar todo un entorno del que dependen miles de especies, incluida la nuestra. Cuidar el medio ambiente es una responsabilidad compartida”.
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