Muere el diseñador Giorgio Armani a los 91 años de edad

El diseñador de moda, Giorgio Armani, falleció anoche a los 91 años, informó Armani Group, la empresa de moda fundada por él: “Il Signor Armani [...] falleció de forma pacífica, rodeado por sus seres queridos”, trabajando hasta sus últimos días y pendiente de los proyectos actuales y futuros de su marca.

Armani protagonizó su última portada precisamente el pasado sábado: posaba en pantalón corto, en el jardín de su casa y con un libro en la mano para HTSI, el suplemento del periódico económico The Financial Times.

Con media sonrisa y una de sus eternas camisetas azul marino, el creador comentaba su ausencia, por problemas de salud, en sus últimos tres desfiles: “Todo se hizo bajo mi atención, por videoconferencia. Mi gran debilidad es que lo controlo todo”, le dijo a Alexander Fury. Este mes planeaba participar en las celebraciones de sus bodas de oro en la moda, con una exposición en la Pinacoteca di Brera en Milán.

El diseñador pasará a la historia como una leyenda de la moda: trabajador incansable, esteta incorruptible y fundador una firma multimillonaria basada en claros principios de elegancia atemporal, aire andrógino y ecos orientales.

Fue el primer diseñador italiano que conquistó la industria del Hollywood contemporáneo, vistió a sus estrellas y dejó imágenes para el recuerdo, desde Richard Gere en American Gigolo, con quien en los años ochenta demostró que sus chaquetas desestructuradas podían ser más sexis que un calzoncillo, hasta George Clooney de elegante esmoquin en cualquier alfombra roja o la célebre Los intocables de Eliot Ness. 

Nacido en 1934 un 11 de julio en Piacenza, en pleno auge de la Italia mussoliniana, Armani era el pequeño de tres hermanos de una familia de clase media. Creció fascinado por la elegancia de las estrellas de cine de Hollywood y, cuando fundó su propia marca de moda, en 1975, Cary Grant inspiró tanto su propuesta para hombre como para mujer. Un look clásico, cómodo y poderoso, perfecto para una nueva generación, la de los ochenta, construida sobre los valores del éxito y el dinero.

Él mismo nunca se autorretrató como un excéntrico creador en su torre de marfil sino como un eficiente trabajador rodeado de un orden impoluto, concentrado en vestir a la gente para la vida real. Su propio uniforme estaba pensado para no interferir en el mensaje que quería transmitir, aunque fue evolucionando desde la acumulación de “jerséis azules, chaquetas azules y pantalones grises” que confesaba tener ante la cámara de Martin Scorsese en Made in Milan, el mini documental que el cineasta grabó sobre el diseñador en 1990, hasta el look más deportivo que cultivaba últimamente.

“Mi prenda favorita es la camiseta azul. Corresponde con mi personalidad, pragmática y nada exhibicionista. Una especie de uniforme que no distrae, que concentra la atención de los demás sobre mis gestos y mis palabras”, dijo a ICON en 2019.

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