La escena parece de película. Son entre las 9.30 y 9.40 de la mañana. Cuatro individuos llegan en moto al Museo del Louvre. Acceden al interior por una escalera de mudanzas situada en el lado del Sena. Entran por un balcón a la galería de Apolo, situada en el primer piso. Rompen con una motosierra las vitrinas donde se exhiben las joyas de Napoleón Bonaparte, Napoleón III o la emperatriz Eugenia de Montijo. Se hacen con el botín. Y huyen cómo llegaron, en moto. 
Todo sucede en siete minutos. Robaron nueve piezas que pertenecieron a las reinas María Amelia, esposa de Luis Felipe I, y Hortensia, casada con Luis Bonaparte y madre del emperador Napoleón II, así como la emperatriz Eugenia de Montijo. Una diadema de las reinas, otra de la emperatriz, un collar de zafiros, dos pares de pendientes, un collar de esmeraldas y dos broches. Por el camino, pierden parte del botín: la corona de la emperatriz. La única pieza recuperada.
Parece un relato de ficción, pero la escena tuvo lugar por la mañana, a plena luz del día, en el museo más visitado del mundo. En 2024 recibió 8,9 millones de turistas. La ministra de Cultura, Rachida Dati, anunció a primera hora que el Louvre permanecería cerrado durante toda la jornada para facilitar la labor de los investigadores, la búsqueda de pistas y la valoración del botín sustraído. “Es de un valor incalculable”, confirmó Laurent Nuñez, ministro del Interior. 
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha reaccionó pasadas las ocho de la tarde, a través de la red social X, para decir que el robo en el Louvre “es un ataque al patrimonio que forma parte de la Historia” del país. Es, sin duda, uno de los robos más increíbles que ha sufrido este museo: encapuchados accediendo tranquilamente por una escalera de mudanza al museo más protegido del país. 
Las primeras informaciones fueron confusas en cuanto al número de ladrones y el número de piezas robadas, con contradicciones entre ministerios. Los asaltantes “llegaron en moto de gran cilindrada” y huyeron de la misma manera, según Nuñez. 
La fiscal de la República, Laure Beccuau, confirmó a última hora que dos lo hicieron en moto y otros dos en un vehículo, donde iba la escalera. Las alarmas funcionaban, pero “o no sonaron en la sala o no las oyeron”. En el interior, los asaltantes amenazaron a los agentes presentes con las mismas radiales con las que luego romperían las vitrinas antes de llevarse el botín.

										
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