Comer es más que nutrirse: es una forma de transitar, de influir y dejarse influir, y de grabar en el paladar y en la memoria la geografía de una comunidad.
Una exploración de la comida como espacio de conexión entre el cuerpo, el territorio y la identidad es la que propone “Conocer el mundo con la boca, sin que te piquen las espinas”, exposición organizada por Colección FEMSA y Casa del Lago UNAM que se inaugura mañana.
A través de 42 obras de 37 artistas, la muestra entrelaza distintos lenguajes visuales para abordar algunos rituales y saberes que rodean a los alimentos: prácticas de sanación, transmisión de conocimiento y construcción de memoria. La curaduría corrió a cargo de Beto Díaz, curador de Colección FEMSA, y Dea López, curadora invitada.
“La Colección FEMSA busca ser un punto de encuentro entre personas, ideas y comunidades a través del arte. En esta ocasión, su acervo se cruza con obras de distintas geografías y generaciones para reflexionar sobre un tema que nos interpela a todas las personas: la comida. En un país como México, donde gran parte de la identidad se ha construido en torno al alimento, este proyecto abre preguntas sobre lo común y lo diverso, lo íntimo y lo colectivo, lo cotidiano y lo simbólico. Porque el acto de comer no es solo biológico, sino también político, cultural y humano”, dijo Beto Díaz, curador de Colección FEMSA.
La muestra despliega un recorrido en el que la boca nombra y cuenta historias.
Pinturas, instalaciones y videos dialogan sobre la alimentación como un acto que desde lo común traza distintos significados. Cada bocado es un relato, dijo Dea López, curadora invitada.
“Presentamos esta exposición como una mesa compartida, donde artistas de distintas generaciones se encuentran a través de los alimentos, sus símbolos y gestos. Estos cruces intergeneracionales, donde las preocupaciones de hoy –el territorio, la identidad, la comunidad y el cuidado– se reconocen y resignifican desde múltiples voces".
Tras su presentación en el 51 Festival Internacional Cervantino, con sede en el Museo Casa Diego Rivera, la exposición llega ahora a Casa del Lago UNAM. En esta nueva etapa, las salas 3 y 4 se convierten en un espacio para el diálogo, el encuentro y la reflexión en torno al alimento como experiencia cultural y sensorial.
“Es relevante que una iniciativa como la de Colección FEMSA se inserte en un espacio universitario”, dijo Cinthya García Leyva, directora de Casa del Lago UNAM, “marca una distinta forma de colaboración entre instituciones que operan con lógicas y dinámicas muy diferentes, y eso genera nuevas posibilidades de colaboración en nuestro país y nuestra Universidad”.
Por otro lado, agregó García Leyva, resulta coherente el enfoque curatorial de esta selección de obras en relación con temas como la naturaleza, la alimentación y el ritual, especialmente al situarse en un espacio como Casa del Lago UNAM.
De las 42 piezas que conforman la exposición, 12 pertenecen a la Colección FEMSA, 29 provienen de otras colecciones y una más fue comisionada. Hay desde obras de artistas del siglo XX como Manuel Álvarez Bravo y Remedios Varo hasta propuestas contemporáneas, como las de Polvo de Gallina Negra, Antonia Gracia y Magdalena Fernández, para trazar un mapa íntimo de olores, texturas y sabores.
La muestra, que permanecerá hasta el 14 de septiembre, puede visitarse de miércoles a domingo, de 11:00 a 18:00 horas, en el espacio ubicado en el Bosque de Chapultepec, Primera Sección S/N, San Miguel Chapultepec.
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